Heroínas invisibles
El Estudio Internacional de Cívica y Ciudadanía-ICCS 2016, es una evaluación internacional estandarizada que se aplica a estudiantes de 2do de secundaria. En Perú, se aplicó la encuesta a más de 5 mil estudiantes y quisiera compartir los resultados que más llamaron mi atención en relación a los derechos de las mujeres. El 66,4% de encuestados señaló que “cuando no hay muchos trabajos disponibles, los hombres deberían tener más derecho a trabajar que las mujeres”, y 19,5% de encuestados (¡casi la quinta parte!) señaló que “las mujeres no deberían participar en política”. Ambas preguntas están relacionadas a la posibilidad de que las mujeres ocupemos posiciones de liderazgo.
La discriminación, el maltrato y el hostigamiento se presentan en nuestra sociedad de manera diversa y cruzan trasversalmente estratos sociales, sectores, tendencias políticas, etc. Es necesario abordar esta problemática y enfrentarla desde una perspectiva multidimensional. Sin embargo, me parece importante subrayar que, en el Perú, históricamente, las mujeres no solamente estamos involucradas en la lucha por la igualdad de género, sino en muchas otras reivindicaciones sociales. Recordemos, por ejemplo, el rol de Micaela Bastidas, como una gestora de la Revolución de Túpac Amaru II, encargándose de los aspectos logísticos y estratégicos de manera notable, junto con su esposo (Walker 2017). No es casualidad que la revolución se recuerde junto al nombre de su esposo, y que ella y su rol aún no hayan sido reivindicados con la justicia que amerita. Como Micaela, María Parado también pagó con su vida luchar por la independencia del Perú. Más recientemente, a inicios de nuestra vida republicana, Rosa Rivero Alcalde fue una líder de los trabajadores textiles de Cusco, hecho notable en tiempos en que las mujeres no tenían derecho a voto (Ver foto que acompaña esta nota). Sin restar mérito a nuestros grandes héroes nacionales, es necesario hablar más y mejor de nuestras heroínas, que también nos dan ejemplo de valor y amor por nuestro país.
Los resultados de la encuesta que describo líneas arriba, nos hablan del fracaso de la escuela en la formación de ciudadanos. No estar formando buenos ciudadanos es tan preocupante (o más) que formar chicos que no entienden lo que leen o no pueden resolver problemas matemáticos. La educación ciudadana es la herramienta que requerimos para reconocernos como iguales en derechos y deberes, si no trabajamos eso, todos los esfuerzos y luchas no son más que arar en el desierto. Existe actualmente un espacio saludable de movimientos sociales activos que elevan distintas banderas, las mujeres y la lucha por la igualdad están presentes en todo el movimiento social, sindical y partidos políticos, con notables avances en cuanto a liderazgos individuales. Sin embargo, solo hace falta ver que tenemos 36 congresistas mujeres en un Congreso de 130 miembros, para notar que la participación de la mujer en los espacios políticos es todavía limitada y enfrenta los mismos problemas de violencia que tiene nuestra sociedad.
¿Qué hacer? Acción y educación. La pelota está en la cancha de todos, pero actualmente el panorama no parece dar mucha esperanza de que el sector a cargo de la educación sea el que encabece la iniciativa que nos lleve a construir ciudadanía de forma igualitaria. Mientras tanto, es necesario comenzar tomando la tarea con nuestras propias manos.
Tenemos inspiración de sobra en nuestras heroínas (cada vez menos) invisibles.