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Los aliados y la educación para la democracia

La necesidad de retorno a la educación cívica o educación para la ciudadanía

La necesidad de retorno a la educación cívica o educación para la ciudadanía

Eliana Carlin Ronquillo

Publicado: 2019-03-08

La construcción de ciudadanía es un proceso complejo. Nuestras sociedades han evolucionado desde las democracias clásicas en las que solo los “hombres libres” eran reconocidos como ciudadanos, hasta nuestros días en los que – en la forma- las mujeres somos parte activa de la sociedad. Es común escuchar argumentos que sostienen que hombres y mujeres ya tenemos los mismos derechos ante la ley, y que por tanto no deberíamos seguir exigiendo igualdad. Sin embargo, basta con ver con un poco de detalle estadísticas sobre brecha salarial, empleo, puestos gerenciales y demás, para notar que la realidad es más compleja de modificar que con la sola promulgación de normas. Son los cambios culturales los más difíciles de conseguir. Si bien la cultura se va permeando durante los años, las transformaciones en comportamiento y costumbres pueden tardar generaciones en llegar. 

La clave para cambiar la situación de violencia contra las mujeres es sin duda la educación. El currículo nacional se basa en enfoques trasversales orientados al desarrollo de competencias. Se ha discutido largamente sobre uno de estos enfoques: el “Enfoque de igualdad de género”, que ha sido blanco de las críticas ultraconservadoras. Sin embargo, existen en el currículo escolar siete enfoques trasversales. Uno de ellos es el enfoque de “Orientación al bien común”, que “busca que el conocimiento, los valores y la educación sean bienes que todos compartimos, promoviendo relaciones solidarias en comunidad” (Minedu, 2017). Este enfoque está orientado a la búsqueda de soluciones a problemas que nos afectan a todos, y es central para un perfil de egreso de jóvenes empáticos y solidarios.

El enfoque descrito tiene como base cuatro valores: equidad y justicia, solidaridad, empatía y responsabilidad. Por tanto, es evidente que el enfoque tiene relación con el ejercicio de la ciudadanía plena. La educación para la ciudadanía es una manera de facilitar la participación en la democracia y en sus procesos. Durante la campaña electoral de 2016, el candidato ganador anunció con mucha energía que orientaría los esfuerzos del Estado a relanzar un programa agresivo de educación cívica. El entusiasmo por dicha propuesta duró menos que el gobierno del ganador de esas elecciones.

Está demostrado que altos niveles de clima democrático en la escuela, están asociados a niveles más altos de responsabilidad cívica entre adolescentes (Lenzi et al., 2014). Las áreas “personal social” en inicial y primaria, y “desarrollo personal, ciudadanía y cívica” en secundaria, son los espacios llamados a ocuparse de estos asuntos. Cabe preguntarnos si existe realmente un esfuerzo lo suficientemente intenso en este sentido. La educación cívica o educación para la ciudadanía tienen como objetivos principales el conocimiento de los estudiantes sobre política y la participación política, que son valoradas como características de ciudadanos democráticos (Putnam, 2000; Zukin, Keeter et al. 2006).

Se suelen producir discusiones entorno a la participación de los hombres en la lucha por la igualdad. Creo que es indiscutible la necesidad de que toda la comunidad se involucre en esta lucha. Sin embargo, es claro que hay cuestiones que interesan a las mujeres de manera particular, por lo cual los hombres deberían jugar un rol de “aliados” en esa búsqueda. El desafío es generar más aliados, desde pequeños y desde la educación.

Existen muchos modelos de educación ciudadana. Las dos divisiones principales tienen que ver con la educación para la ciudadanía directa o estructurada (estructura del Estado, política, historia, etc.) y la educación ciudadana indirecta, que tiene que ver con generar estudiantes empáticos, con pensamiento crítico, capacidad de adaptación, respeto a la diversidad y conocimiento sobre derechos.

En Europa se habla de la educación para la ciudadanía como una materia que si bien no es nueva, sí tiene la necesidad de ser adaptada a las nuevas necesidades globales (Ibrahim, 2005). La educación de niños y niñas en valores es la mejor forma de generar esos “aliados” que se necesitan tanto en la búsqueda de la igualdad de género. Una de las grandes tendencias de la educación para la ciudadanía es la educación para la ciudadanía global, orientada a los derechos humanos. Este tipo de formación puede generar cambios permanentes en el comportamiento. (Uzunboylu and Ozdamli, 2008; Yaya and Baskan, 2012; Ege, 2013). Estos cambios de comportamiento afectan a la sociedad en su conjunto.

Existe evidencia en la literatura que señala que pese a que las discusiones con familiares o padres de familia, el consumo de medios de comunicación y el interés en política explican el conocimiento sobre asuntos políticos en adolescentes, la “educación cívica” o el modelo equivalente, también se mantiene significativo en la explicación del conocimiento sobre política y en la intención de participar en política (Claes & Hooghe, 2008). Esto indica que la educación cívica o educación para la ciudadanía incrementa de manera eficiente la participación ciudadana y el involucramiento en asuntos públicos.

Si hay que hacer un llamado a la acción, que sea el de seguir este camino para la generación de una sociedad más igualitaria para las mujeres y con aliados que nos acompañen en el camino.

#8M #8M2019


Escrito por

Eliana Carlin

Magíster en Políticas Públicas de Georgetown University y Politóloga de la PUCP. Activista por los DD.HH, la memoria y las mujeres.


Publicado en

La Quinta Letra

Espacio para compartir pareceres y aportes sobre temas diversos: políticas públicas, gestión, política y activismo.